Ayer estuve en el antiguo y remodelado Mercat del Born ahora del mercado solo queda la estructura y de aquel bullicio de mayoristas y detallistas de frutas que hasta 1971 dieron caracter al barrio apenas quedan unas pocas tiendas de legumbres semiocultas entre terrazas de bares y tiendas de diseño.
Al mercado le ha sido más difícil cambiar que al barrio que lo rodea de su pasado como principal centro de distribucion de fruta y verdura para la ciudad solo queda la estructura de hierro, el mercado ha renacido, ahora como centro cultural al amparo de las ruinas que en el proceso se descubrieron en su subsuelo, una muestra más que tangible y fantasticamente conservada de la Barcelona del siglo 18.