Vender o no vender, ese es el dilema de toda empresa. Si vendes creces y si no vendes te hundes, haces concurso de acreedores, te declaras en quiebra, en definitiva desapareces.
Hay muchas formas de vender pero todas, sin excepción pasan por disponer de un producto y hacerlo visible a ojos del posible comprador ya sea en el rótulo de la tienda o en el escaparate, en un anuncio de Google Adsense o atacando por todos los frentes con una gigantesca y costosa campaña publicitaria.
A veces lo que se pretende es lanzar un nuevo producto otras recordarle al consumidor eso de “Eh! oye juani que estoy aquí”
Al comprador potencial se le busca desde los carteles de las autopistas, las pantallas de televisión pero también en los lineales de los supermercados donde se desarrollan terribles y cruentas batallas por ocupar la cabecera del lineal o eso que creo se llama view line, que no es la misma en España que en Holanda porque ya se sabe que los de aquí somos más bajitos y no hablamos… hablan ingles. Por eso por que no todos pasamos por las mismas autopistas ni vemos las mismas emisoras de televisión y porque pretender cubrir todo la oferta seria terriblemente costos, por todos esos factores es por lo que el principal objetivo de las grandes marcas no es que recuerdos todas las variedades de capsulas que te ofrece un lavavajillas, con tres, cinco o 20 acciones. No, lo importante es que todos sin excepción recordemos la marca tenga las opciones que tenga, venda perfumes o no, este en la cabecera del lineal o a ras de suelo. Si la conoces y te la crees la buscarás y a eso va la publicidad.
No tengo mas datos que mi propia percepción pero creo no equivocarme si digo que la mayor parte de los anuncios van dirigidos a nosotras las mujeres, y eso es porque nosotras lo compramos casi todo, las vitaminas del abuelo, los calzoncillos del marido, las golosinas de los niños, la colonia del adolescente, y por supuesto tambien, si queda presupuesto nuestra crema hidratante y ahí es donde el mundo se nos viene encima porque muchas sabemos que eso que vemos en la calle no es verdad, esas mujeres perfectas que nos miran de reojo en la parada del autobus con piernas que de tan largas como se las pintan si las doblasemos por donde se supone se ha de doblar el cuerpo humano las piernas rebasaria la cabeza por dos palmos. Eso no existe, pero si existe el tiempo, para mi y para mucha más gente.
En eso, en esa percepción errónea que tenemos de nosotras mismas y de los demás es en lo que debieron basarse los publicistas que idearon este video.
Personalmente lo encuentro muy revelador y al mismo tiempo aleccionador.
Recientemente y dentro de su línea “belleza real” Dove ha puesto en marcha otro de sus “anuncio/experimentos”.
De entrada diré que lo encuentro demasiado obvio, enseguida se ve de “qué va” pero claro es un anuncio y cuanto antes se “vea” la marca aunque sea sin verse mejor. Pero así como en el primero no tenía apenas nada que decir, este es otra cosa.
Esto me lo hacen a mi, cosa que veo muy dificil y a) me levanto y le doy un sopapo a la psicóloga, b) me levanto y le hago tragar el parche.
Porque lo que este anuncio está diciendo es que nos lo tragamos todo, desde las pulseras magnéticas a las fajas modeladoras. No sé si las sufridas victimas del anuncio son supuestas o no. En el primer caso si son actrices, nada que decir para eso han cobrado, pero en el segundo es de suponer que antes de usar su imagen en el anuncio les debieron pedir su autorización. Autorización para qué, para quedar como una imbécil… por díos!. Pero claro salian en la tele. lo que en el fondo no hace más que reafirmar la idea de “nos lo tragamos todo” y eso, como todas las verdades, duele.
Resumiendo que esta última campaña de Dove no acaba de convencerme, pero aun así prefiero mil veces discrepar en un anuncio que en una filosofia comercial.
Me pueden gustar o no todos o algunos de sus anuncios pero estoy de acuerdo pero me gusta el punto de partida de Dove ese que dice, no todas somos rubias, no todas tenemos los ojos grandes y las pestañas rizadas; que no todo el mundo entra en una talla 38 pero todas, todas sin excepción, tarde o temprano acabamos teniendo arrugas, mollejas, y más curvas que antes y no todas estaran en los sitios que las quisieramos, pero eso es al fin y al cabo, la vida; eso es el mundo real y la verdad siempre es bella aunque duela.
Más información sobre