Hace años tuve la oportunidad de compartir un Sant Jordi con Jesús Moncada. Gran escritor pero sobretodo un hombre modesto, con un gran sentido del humor. Jesús mereció más honores de los que recibió.
Esta mañana al pasar por Mequinenza no he podido ni he querido evitar pensar en él, “cómo no voy a ser un poco depresivo si soy de un pueblo ahogado”. Mequinença la Mequinença que vio nacer a Jesus hace mucho que no existe, duerme bajo las aguas de ese pantano, pero siempre seguirá viva en sus libros.
Sin duda aquel fue mi mejor Sant Jordi.