Los pendientes
Hace unos años, aprovechando unas vacaciones, si así puede llamársele al famoso y accidentado viaje a Croacia, unos sujetos decidieron darse una vuelta por casa y se llevaron todo lo que pudieron. Me fue muy bien porque gracias a ellos supe qué era oro y qué no. Por ejemplo el reloj de mi madre lo era, como también lo eran unos pendientes el típico tu y yo, los únicos «decentes» que tenía. Porque la verdad nunca he sido «mujer de joyas» ya fuera porque no las podía comprar o porque mis intereses y deseos iban por otro lado. Continúa leyendo «Los pendientes»