Volviendo a la normalidad

 

Pues si poco a poco voy volviendo a la normalidad, casi (el casi es muy importante) ando con normalidad. Las escaleras y yo nos hablamos, de momento, pero todo se andará (me ha salido un chiste fácil). La verdad es que desde que se cumplieron los dos meses desde la intervención que esto ha mejorado y mejora muchisimo. Fundamental ha sido poder recuperar los paseos por la playa; por la playa exactamente no, eso es cosa del pasado, pero si por la zona alta donde la arena esta compactada. En lugar de fotografiar playas ahora fotografio cosas como esta

 

Que no deja de tener su punto filosófico.

Volver a la normalidad incluye recuperar la vida social, despues de dos meses de casi reclusión la situación empezaba a resultar preocupante.

Ultimamente vas muy de Decathlon….

Cuando marido dice eso hay que actuar rapidamente, así que el martes cené con Montse, compañera voluntaria en el Liceu,. Ceenamos cerca de su casa en La Generosa, donde tuve la oportunidad de comer uno de los mejores bacalaos de mi vida, excepcional, pero lo que más recordaré de esa cena aparte de la agradable conversación es que aparqué en la calle.

oh! MIlagro!!!! por una vez no tuve que añadir al coste de la cena, el parking que nunca baja de los 8 euros. Algo digno de ser recordado.

A grandes males grandes remedios así que ante  el comentario de mi marido me apliqué mucho y ayer volvi a cenar fuera de casa. Una cena que me apetecía particularmente, tenía ganas de estar un rato con Carmen y Teresa dos mujeres de esas con las que da gusto hablar, aunque sea para discrepar, cosa que tampoco es que hagamos mucho aunque sobre el papel podría parecer que si, porque yo soy autonoma y mi marido también  yo no tengo empleados pero él si. Digamos que  yo  estaria situada en el sector de la patronal, con más o menos comillas,  mientras que ellas no es que sean del sindicato es que trabajan para un sindicato. Por eso cenar con ellas a pocas horas de una huelga general tenía su gracia o morbo, según se quiera. Pero no, tranquilos no nos tiramos los platos por la cabeza, tampoco llevaban ninguna en el bolso, que yo viera, no como  se dice popularmente, hablando se entiende la gente, y si además comes bien pues aun mejor.

Comimos en sitio de esos que a menudo Google da como respuesta a la pregunta ¿Donde comer en Barcelona?

Pues en

Les cuines de  Santa Caterina un restaurante atípico integrado dentro de un mercado, el de Santa Caterina, la entrada por la avenida Cambo  conla barra  a poca distancia de las puertas no sugiere en absoluto el gran comedor que se esconde detras.

 

 

La Generosa

Les cuines de Santa CAterina

 

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