En esta época del año, pre-primaveral y pre-aniversario, me vuelvo peligrosa. Mi hiperactividad habitual se ve multiplicada por mucho.

Este año parecía que no iba a ser así y con el ataque pictórico de hace un par de semanas en que en dos tardes me «cepillé» 6 puertas y el posterior abandono de brochas y rodillos en aguarrás, todo llevaba a pensar que la cosa no iría a mayores. Pero entonces llegó la nevada y con ella la pala para sacar la nieve, actividad para lo que conté con la  participación de mi hijo Xavier y el apoyo moral de su novia.  Por si os lo preguntais, no en este caso no valia esperar a que se fundiera porque la nieve que molestaba estaba justo en la sombra y esta mañana por fin se ha fundido el último testimonio de «la nevada del 2010«.

Después vinieron los destrozos en forma de ramas rotas porque por estas tierras abundan  el pino y la encina que no son precisamente alpinos, a los que hay que sumar las mimosas  que en esta época del año estan preciosas cargadas de flores, flores que por su propia constitución tienen una gran capacidad para absorber agua y por supuesto nieve, que una vez helada pesa  lo que no está escrito.

Una vez toda la leña procesada, esto para la chimenea, esto para barbacoa y esto.

Y ahora qué hacemos con todo esto?

Pues quemar lo que se pueda. Casualmente ayer era el último día en que por estas tierras estaba permitido quemar rastrojos si a aquella montaña se le podía llamar rastrojos. Así que ayer lunes me puse a la faena en total 3 horas echando ramas y más ramás al fuego. Podia haberlo hecho más rápido pero entonces es probable que los bomberos hubieran llamado a la puerta,  como sí tuvieron que hacer en otras casas del municipio, porque ayer la zona parecía Valencia el dia de la cremá. Por  la  noche la verdad estaba muerta, pero como he dicho estoy hiperactiva y hoy le ha tocado el turno al pavimento exterior que en mi casa es de eso que aquí llamamos «tobes»,  baldosas de arcilla porosa muy porosa y cuanto más años tiene más porosa es y en los poros se mete suciedad y también moho  cosa que mi hija sabe muy bien porque un día se hizo un corte en la barbilla gracias a él.

Después de años y años probando productos a cual más caro e inútil por fin he descubierto la única manera realmente eficaz de acabar con el dicho «verdecillo» y de paso mantener el color rojizo de las «tobes»  por mucho tiempo.  La solución me la dió un día un albañil de esos de los de antes.

Señora no compre eso, pa las tobas gasoil, na más. Y ya verá usted que pavimento le queda, la envidia de las cuñadas va a ser

Con semejante objetivo me puse a la faena y es cierto nada funciona ni aguanta mejor que el gas-oil, además es barato y fácil de aplicar. Todo el equipo necesario es: cubeta de pintor grande, palo con rodillo de los baratos acoplado a modo de fregona, gasoil y a poder ser botas de agua viejas

Se limpian las baldosas con una manguera y cepillo o con una marido provisto de karcher (eso lo hacen encantados al menos la primera vez) y después, nada. Cubeta, rodillo, gasoil y a pintar el suel. Al principio queda un poco oscuro pero a los pocos días perfecto, escupe la humedad y hasta el polvo. En cuanto al olor, durante un par de dia se huele , por eso no recomiendo hacerlo en verano, pero enseguida se va.

Y todo por «cuatro duros».

El consejo es gratis. Ah! por cierto una de mis cuñadas ya lo he puesto en práctica