Tristan VS Isolda

Pues si hoy tocaba Liceu por partida doble por la mañana enseñando el teatro a un grupo de jubilados  y por la tarde tenía una cita con Tristan, con Tristan und Isolde. He de confesar que me he ido después del segundo acto, en parte porque la señora Deborah Voigt ha cantado la primera parte del duo reservándose, era un ensayo y tenía pleno derecho para hacerlo, pero la perspectiva de «no» escuchar su muerte, muy larga por cierto, unido a un hambre atroz (no había merendado) me han decidido a volver a casa temprano así que mientras me como una empanada de atún os hago un pequeño resumen de cómo ha ido la cosa, tranquilos que no os voy a decir nada técnico, a) no soy experta, b) era un ensayo y c) hay un montón de gente que se dedica a ello.

Después del «escueto» Trovatore que vi días atrás cualquier cosa que fuera más allá de ver caer un telón de colorines desde lo alto ya habría sido bien recibido, pues bueno pláceme decir que este Tristan de la ópera de los Angeles, sí tiene escenografia; para mi gusto un poco naif especialmente la del primer acto que es lo que veis en la foto de arriba. Una aclaración esa «potente» Isolda que veis a la derecha NO es Deborah Voigt que para algo la mujer perdió un montón de quilos.  La escenografía del segundo acto me ha gustado más pero también en la misma línea con castillito y todo, pero insisto en que ya me vale.

Tristan es una de mis óperas favoritas, a parte del famoso e inacabable duo del segundo acto, lo mejor o al menos lo que más me gusta, emociona, me arrebata, llamadlo como queráis es el no menos famoso preludio. Además hoy el teatro no estaba lleno, al parecer las 4 horas 45 minutos que dura la broma frena mucho y eso a pesar de que a los ensayos se va invitado, así que mientras una buena parte de mis amigos voluntarios corrían hacia la platea, yo me he quedado en el tercer piso, con una visión perfecta del escenario pero con la gran ventaja de que disponía de un montón de localidades: una para el bolso, otra para el abrigo, periodico,  y colocando la bufanda de forma estratégica y estirando las piernas hacia el pasillo he podido deleitarme con el preludio, «Mi preludio» cómo a mi me gusta bien «escarxofada» cómo decimos por aquí, en silencio sin toses, murmullos ni papelitos de caramelos, vamos que hasta me he emocionado. Jolines Wagner era un tipejo pedante, egocéntrico, ligon, mal pagador, pero también un genio. He olvidado decir que el papel de Tristan lo interpreta Peter Seiffert que seguro el sábado hará un magnifico Tristan, hoy no se ha reservado tanto como Voigt pero por decirlo en plan torero no es que lo haya dado todo.

Por lo demás la historia es como todas, inbebible, pero personalmente he sacado un par de conclusiones a) hay que leer siempre los prospectos de las medicinas, y b) especialmente si la medicina te la da otro, aunque el otro/otra sea Michaela Schuster en el papel de Brängane.

Y hasta aquí llegó la empanada y mi anti-crónica del ensayo de hoy, para aderezarlo os dejo unos cuantos videos que cómo siempre espero que os gusten. Lo de los cuatro preludios es porque me gusta mucho y porque creo también es bueno comparar «la mano» de distintos directores  hoy, en el teatro, la batuta la llevaba Sebastian Weigle. Yo por mi parte, me retiro a mis aposentos, es que lo del castillito me ha impactado

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