Hace ahora un año tuve la oportunidad la grandísima oportunidad de ver con mis propios ojos y tocar un sueño. Un sueño colectivo que se alza en el centro de Barcelona. La Sagrada Familia

Por aquellas fechas la basilica era un hervidero de gente, ahora también pero de otro tipo, aquel día se estaban desmontando los andamios que se habían utilizado para la realización del trencadís que cubre el crucero sobre el altar. La presencia allí de un camión grua y ver que con el brazo totalmente extendido no alcanzaba la altura máxima fue una forma rápida e inequívoca de contexturalizar las enormes proporciones de aquello que tenía ante mi, una obra colosal.

Así estaban las cosas en aquel momento.

Muchas cosas han cambiado en la Sagrada Familia durante este año, lo más importante sin duda la visita del Papa. No soy de misas qué va. Pero creo que no hay que olvidar nunca que la Sagrada Familia, aunque a veces pueda parecerlo, no es un parque temático. La Sagrada Familia es una iglesia una gran iglesia una enorme iglesia, construida con medios actuales pero con el espíritu de las viejas catedrales. Esa es su razón de ser.

Las antiguas catedrales eran tarea de siglos, esta no lo será, según me dicen los cálculos para su finalización se sitúan dentro de unos 15 años. Vamos que de no mediar imprevistos no deseados, yo a diferencia de mis padres la veré terminada y la verán mis hijos; mis nietos (si es que mis hijos se deciden).

Las catedrales son obras para la eternidad y esta lo és.

Se dice que de la obra de Gaudí allí no queda nada. No es cierto porque las bases el espíritu está en todas partes. Es cierto que no dejó todos los cálculos hechos, tampoco los debió dejar el maestro que puso la primera piedra de la catedral de León y desde que él empezó hasta que aquella magna y bella catedral se terminó, muchas manos, aportaron su trabajo, su voluntad y su buen hacer para que aquella catedral siga siendo el orgullo de su ciudad. Lo mismo sucede en la Sagrada Familia. Desde que en 1883 se le encarga su construcción a Gaudí hasta nuestros días muchas cosas han cambiado, materiales, herramientas, técnicas construtivas. Los sucesivos responsables de llevar a cabo este proyecto han ido adaptandose a los tiempos.

Decir que la Sagrada Familia es una farsa arquitectónica, demuestra una ignorancia supina. A los que utilizan estos argumentos para menospreciarla yo les diría, «chaval léete la Catedral del mar» por citar un ejemplo muy cercano incluso geográficamente.

Porque insisto en decir que el espíritu es el mismo pues fundamentalmente porque la Sagrada Familia nace de abajo de donativos y de los ingresos que suponen las manadas de turistas que la visitan. ¿Que en la edad media las cosas no iban así? Por supuesto Ryanair no se había inventado. Lo importante es que ningún jefe de estado; rey, ministro, o holding empresarial puede atribuirse el derecho a decir que aquello es suyo. Para mí eso es lo más importante.

Durante la visita de ayer disparé una cantidad indecente de fotografías que me llevará su tiempo procesar, pero que esta véz sí quiero compartir porque creo que es necesario saber qué se cuece allí en las alturas. Nunca mejor dicho porque en la actualidad el grueso de los trabajos se realiza muy por encima de las miradas del público. Allí trabaja un buen número de profesionales, gruistas, albañiles, herreros, técnicos. Es probable que, como sucedía en la Edad Media, sus nombres nunca pasen a la historia, pero estoy segura que en su historia personal, su paso por esta obra dejará una huella indeleble.  Ellos podrán decir, seguro que con orgullo, yo ayudé a levantarla.

En próximos días intentaré enseñaros y explicaros lo mejor posible cómo avanza esa obra que SI veremos terminada.

Página oficial de la Sagrada Familia, en catalá, español e inglés